Fonseca, Cabas, Shakira y demás… Los 10 grandes farsantes de la música en Colombia

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En este clima propicio de seguridad democrática y en procura de estrenar su blindaje contra insultos, injurias, y demás saetas procedentes de su nada despreciable ejército de opositores. Pero sobre todo con el propósito desesperado de incrementar los niveles de ‘rating’ y ‘lecturabilidad’, según recomendaciones del EGM, El Blogotazo está por cometer una suerte de suicidio virtual, al aventurarse a lanzar y justificar el siguiente listado.

Las razones para hacerlo, sin embargo, sobran.

Que nuestra sociedad aplauda a una pléyade de músicos tan mediocres y falsos como los que estamos por mencionar da perfecta cuenta, precisamente, de lo poco que somos en tal sentido. En la misma forma en que un país se merece a sus líderes, otro tanto ocurre con sus ídolos.

No obstante y aun sin merecerlo, muchos de ellos hoy se han ganado el beneplácito de la industria y las sonrisas satisfechas de propios y extraños, además de primeras páginas en las que sin serlo se precian de ser las publicaciones más serias del país.

En medio de un panorama tan fangoso y tan despojado de voces críticas, alguien tiene que decirlo.

Responsabilidad compartida por disqueras, radio, prensa y televisión, pero sobre todo respaldada y patrocinada por un público ingenuo, en busca de seres a quienes admirar, todos los artistas a continuación referidos cuentan con ciertas características comunes.

Son parte de una generación de sobreestimados y de falsos orgullos nacionales. Muy pocos se atreven a referirse a ellos con la debida objetividad. Y lo que es peor… suscitan una serie de pasiones irracionales y desmesuradas. Así, como un ejercicio autocrítico y como un homenaje al derecho de disentir y opinar en forma contraria a las mayorías aquí están, pues, los 10 grandes farsantes de la música en el país. Quien discrepe del presente punto de vista bien tiene el espacio de comentarios para defender sus argumentos, en un marco de respeto similar al que ahora proponemos. Aquí vamos sin orden alfabético ni jerárquico…

Shakira Mebarak Ripoll

Shakira

¡Se me acaba el argumento y la metodología!

Aún no ha habido quién pueda explicar cómo una artista de condiciones tan mediocres y de orígenes tan oscuros como las gafas de su padre –a las que rindió homenaje en su primer álbum haya llegado a convertirse en lo que hoy es–.

Algunos grandes de la música, como Steven Tyler, han llegado a autoirrespetarse al invitarla junto a ellos a profanar escenarios.

Shakira es una demostración inobjetable de lo mucho que pueden hacer un productor, un asesor de imagen y un manejador hábil por una discípula obediente.

Si Shakira hubiese seguido siendo la baladista ingenua y honesta de los primeros años. Si se hubiera ahorrado la molestia de entrometerse en terrenos ajenos. Si hubiera dejado de posar de rockera y de imitar las maneras de Jimmy Hendrix, a quien de seguro antes de ello no conocía. Si todo ello hubiera ocurrido, tal vez las presentes líneas no existirían.

Hoy la barranquillera vive sus días convertida en un fenómeno cosmopolita sin par, cuyas repercusiones rasgan el velo de lo musical.

Sus fundaciones la han favorecido con rebajas en materia de impuestos y han reforzado su postura acomodada de benefactora de su natal país. El video oficial correspondiente al himno de la República de Colombia incluye su coreografía tiop ‘Hips don’t lie’. Tal vez sus caderas no mientan, pero ella sí.

Hay que ver el gran circo publicitario y cosmético que son sus visitas esporádicas a sus protegidos, o su acento, que cambia de argentino a mexicano y de mexicano a colombiano según la locación.

Fonseca, Cabas, Shakira y demás… Los 10 grandes farsantes de la música en Colombia

Juan Esteban Aristizábal Vásquez

Juanes

¡Pa’ enterrártelo cuando quieras, mamita!

Después de haber desdicho de los primeros años de carrera de Ekhymosis con aquella populista tonada españoleta de ‘ama la tierra en que nacistes’, ‘the artist formerly known as Juan Esteban Aristizábal’ cambió de nombre, de seguro por habilidosa sugerencia de Fernán Martínez, también responsable de ese desastre llamado Enrique Iglesias.

Los resultados, en términos comerciales, fueron positivos. Gran demagogo con complejo de héroe y siempre mercantilista, Juanes dio por entonces un brusco salto del ‘thrash’ a la parranda antioqueña, quizá aconsejado también por este último.

En poco menos de siete años, Juanes pasó de vender Colegiales de Verlón a posar en vallas de todo el mundo como la imagen oficial de Sony Ericsson. Ahora, inscrito en supuestas causas humanitarias, Aristizábal se vende al mundo como un monumento vivo a este nuevo patrioterismo uribista y a la exaltación oportunista del folclor, con el único propósito de aparecer innovador y de mostrarse ante la humanidad como una suerte de Bob Marley montañero.

Andrés Cabas

Cabas

“Y hoy el teléfono no es ring – ringy mi corazón no da ton – tony mis pasos no tienen son – son”

Otro representante del oportunismo encarnado en las fusiones, este vástago mal encauzado de una de las glorias de la música y de la publicidad en el país (quien por eso mismo junto a Mauricio y a Fonseca también debería perfilarse como firme candidato al desheredo) podría sin duda encabezar la lista de farsantes de del espectáculo en Colombia. Y ya sabremos por qué.

Es una especie de indefinible híbrido beodo y bastardo entre Lenny Kravitz y Los Corraleros de Majagual.

Sus pésimas letras, su proverbial costumbre de arribar en lamentables condiciones de embriaguez a entrevistas y conciertos, y su odiosa arrogancia hacen inexplicable el éxito de aquel ex alumno de la academia Francisco Cristancho cuyo volumen ventral parece estar aumentando en la misma proporción de su fama.

Tal vez su propensión al consumo de farináceas y grasos también pueda tener alguna relación con este repentino incremento de peso. Al contemplarlo elaborando el generoso desayuno del video de ‘Bonita’ es difícil no imaginárselo en un futuro compitiéndole a Fonseca con alguna otra margarina en busca de modelo.

JosÉ Gaviria

Jose Gaviria

“Canto boleros y chucuchucu

con yerbabuena para entonar”

Después de algunas intentonas de relativa decencia junto a su banda Doble UC, José (con tilde en la ‘é’ para que suene como debe ser y no como él quiere que suene) hizo desafortunados esfuerzos por convertirse en solista, en lugar de aplicarse en silencio a la arquitectura, para así dar al país un motivo menos de qué avergonzarse con su obra.

Ni Luis Fer Ochoa con todo su talento pudo hacer mucho por él, y fue así como este monstruo de la música (en el más monstruoso y aterrador sentido del término) fue capaz de lanzarse al ruedo con asquerosidades sonoras de gran calado tales como la ‘Mamisonga’ o ‘Cada vez que pienso en ti’. La respuesta fue aun peor de lo que se habría esperado.

Obstinado, sin haber aceptado de una vez por todas que la música no era lo suyo, José intentó fungir de productor, con resultados no muy diferentes de los de sus experiencias previas.

El fracaso, una vez más, no se hizo esperar.

Empero, aún no convencidos de su descrédito internacional, algunos ‘realities’ decidieron contratarlo para que viniera a pontificar sobre lo que no conoce y a darles consejos a desorientados aspirantes a músicos, acerca de aquello que en realidad nunca ha sabido hacer. Pese a todo lo anterior revistas como Jet Set y Caras siguen teniéndolo entre sus preferidos, lo que demuestra que nuestros medios saben más de modelaje y de alta sociedad que de música.

Para nuestra desgracia ya se vislumbra en el panorama un nuevo disco a su nombre.

Juan Fernando Fonseca

Fonseca

“A todos les gusta más. Con tostadas, galletas o con pan”

Llegó elmomento de explicar a qué nos referíamos con el desheredo mencionado en líneas anteriores.

Así como los padres desairados por la deplorable conducta de sus hijos cuentan con la posibilidad de despojarlos en vida de su futura herencia, algo parecido debería ocurrir con las entidades educativas y sus malos discípulos.

De esa forma Berklee se liberaría de la vergüenza de haber producido a un músico tan mediocre como aquel que en este momento nos ocupa.

Una curiosa mescolanza de sentimientos opuestos nos invade al pensar en aquel mediocre cantautor a quien el destino le tenía preparado ser el reemplazo de Susana Caldas Lemaitre. En particular al observar el espectáculo cómico, ridículo, reprochable y a la vez lamentable de encontrarnos con un cachaco con complejo de costeño.

El haber echado mano de su apellido en la misma forma en que Cabas lo había hecho un par de años atrás es una más entre las muchas muestras de su nula originalidad. Sobra decir que algo en su expresión suscita desconfianza.

Mauricio Rodríguez

Mauricio & Palodeagua

“Las palmeras en las costas caribeñas

eran la inspiración de mis ancestros”

Uno de aquellos retoños profanos de respetables entidades académicas, el Gimnasio Moderno debería arrebatarle su cartón de egresado, en procura de mantener la respetabilidad antañona que aún debería competerle a la entidad fundada por el honorable Augusto Nieto Caballero.

Más bogotano que el ajiaco y la garulla unidas, pertenece a cierta ralea de capitalinos que se creen costeños, y de malos imitadores del gran Carlos Vives, ese sí talentoso y carismático.

Aparte de no haber dejado claro qué demonios es eso del Palodeagua, su ‘Canto caribeño’ y sus alusiones gratuitas a costas, palmeras y playas, acordeones, guacharacas y trompetas, parecen un despropósito falto de credibilidad, viniendo de los labios de un bogotano, que aún así tiene el descaro de hablar de la vegetación tropical como la inspiración de sus antepasados.

Consciente de que ello le granjearía simpatías decidió vincularse a supuestos proyectos filantrópicos.

Andrés Cepeda

“Yo siempre encuentro la salida cuando me tengo que ir”

Con su voz ‘agomelada’ y sus risos sin lavar. Con su aspecto de marihuanero folclorista de buena familia y sus sacrílegas versiones de boleros clásicos, este ex integrante de Poligamia (otra de las vergüenzas del pop local) consiguió convertirse en una suerte de Charlie Zaa acústico, un poco menos aborrecible.

Años después de haber declarado que su amor quería ser como en Beverlly Hills y consciente de que su mal pop rock no habría de llevarlo a ningún lugar, Cepeda emprendió entonces el camino del mamertismo pago.

A los bandazos, sin saber por qué corriente inclinarse ni que rumbo adoptar, su carrera ha sido una exploración desesperada por todos los posibles ritmos, y un eterno retorno a aquellos deslucidos días de Poligamia, cuya mala calidad se ve potencializada por su exagerado acento de jovenzuelo ‘play’ (palabra que por supuesto El Blogotazo detesta).

Julio Navarrete

Julio Nava

“Me pondré muy mal, me pondré a llorar”

Hay quienes dicen que los Fine Young Cannibals, malogrados ganadores del premio a mejor nuevo artista en la edición 1989 de los Grammy, están tratando de incorporarlos a sus filas al otrora integrante Santa Sangre, cuyos atrevimientos sonoros de deplorable calidad van desde ‘Maldita flor’ hasta ‘El bolsillito”.

Favorito, no obstante, de Billboard, algunos siguen soñando con que el reciente incidente de antropofagia protagonizado por él se convierta en el estímulo final para dejar de martirizarnos con su falsete aborrecible.

Natalia Hernández Botero

Naty Botero

“Eres una cosa muy sabrosa”

Su pose libidinosa de ninfómana musical incorregible, como una suerte de Verónica Orozco o de María Conchita Alonso (bastante menos llamativa que las anteriores, eso sí), la convierte en la reina de este podio del deshonor.

Aunque su avanzada edad sigue siendo un secreto celosamente resguardado, está claro que sus letras son más propias de una adolescente que de una dama adulta con sus características.

Sigue siendo estrella predilecta de Sony BMG, una más entre las muchas disqueras torpes y miopes cuyos dominios han sido establecidos en nuestro país.

Los de adentro

“Y quizás tengas que aguantártelos”

Su desafinación y sus letras mal logradas los perfilan, junto a José Gaviria, como malos entre los muchos malos que conforman este listado.

‘Una canción’ puede ser tal vez el peor momento de nuestra música en muchos años, y el pretexto perfecto para que una jauría de universitarios borrachos con mal gusto repitan su coro hasta la náusea, perturbando a quienes han sido castigados por la desgracia de tenerlos como vecinos.

Son el paradójico caso inverso a los cachacos con complejo de costeños. Son caribeños con pretensiones cachacas.

¿Alguien tiene otro candidato por postular o algún improperio por proclamar?

El Blogotazowww.elblogotazo.comandres@elblogotazo.com

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