ABCdesevilla Bulevar Sur Cómo controlar la piel grasa: desterrando mitos Más en Belleza Cortes «bob» para pelo rizado: así pueden potenciar tu melena Bulevar Sur

La piel grasa se caracteriza por la presencia de brillos en la tez, que sin embargo permanece opaca y sin luminosidad, así como de puntos negros, poros abiertos y espinillas. Se produce por un exceso de producción de sebo en la piel, principalmente provocado por la actividad de las hormonas andrógenas (masculina).

Esta apariencia grasienta del cutis es la que nos lleva muchas veces a cometer el error de creer que la limpieza en este tipo de pieles ha de ser más exhaustiva y con productos más agresivos. Aunque, si caemos en este error, sucederá todo lo contrario: se descontrolará la producción de sebo en nuestra piel y los problemas se agravarán, afectando negativamente a su apariencia.

¿Cómo podemos entonces controlar esa piel grasa para que permanezca saludable y no se agraven los síntomas? Lo primero es desterrar mitos que siguen muy arraigados en el imaginario colectivo y que no ayudan nada. Además, la constancia en el ritual de belleza diario será clave para mantener bajo control el sebo en este tipo de pieles.

Limpieza: ¿cuanto más agresiva, mejor?

Muchas personas se esfuerzan en limpiar con demasiada frecuencia su cutis a diario utilizando productos agresivos. Incluso se afanan en exfoliar la tez a diario para eliminar el exceso de grasa característico de este tipo de pieles. Pero nada más lejos, si limpiamos de forma agresiva facilitaremos que la producción de grasa se descontrole en nuestra tez y los problemas se compliquen.

Así, tanto si empleamos un limpiador demasiado fuerte o poco adecuado, como si nos empeñamos en masajear nuestro cutis con exfoliantes para limpiarlo a fondo, no haremos más que destruir el manto lipídico que protege la piel estimulando aún más la producción de las glándulas sebáceas que reaccionan así ante esa agresión.

¿Eso significa que debemos obviar la limpieza del cutis en este tipo de pieles? Nada más lejos, puesto que la limpieza es imprescindible para mantener a raya los brotes de granitos y los puntos negros. Solo tenemos que adecuar la frecuencia y los productos, eligiendo aquellas fórmulas más respetuosas con la piel para que no reaccione produciendo más sebo. «Recomiendo limpiar la piel con un masaje con jabón neutro o un jabón específico para piel grasa», dice la dermatóloga Laura Calomarde Rees.

Los jabones sin detergentes (syndet) son idóneos para la limpieza de este tipo de cutis, porque son jabones cosméticos elaborados con tensioactivos sintéticos, por lo que respetan el manto lipídico de la piel y evitan agredirla con el uso frecuente. Asimismo, las aguas micelares y las leches limpiadoras específicas, son apropiadas para limpieza de este tipo de cutis. En los casos con problemas de acné, es probable que el especialista nos prescriba productos con ingredientes antisépticos como el ácido salicílico o el peróxido de benzoilo.

En cuanto a la frecuencia, lo ideal es una limpieza por la mañana y otra por la noche, antes de cada rutina de hidratación, tal y como haríamos con cualquier otro tipo de cutis. La limpieza nocturna es especialmente importante, incluso cuando no hayamos utilizado maquillaje durante la jornada. Hay que recordar que la suciedad que se acumula en el rostro a lo largo del día, en combinación con los aceites naturales de la piel obstruyen nuestros poros causando puntos negros y granitos.

«El sebo también aumenta cuando duermes, por lo que es importante limpiar el rostro por la mañana. Aunque el ejercicio es bueno para la piel, la piel muerta, las células, las bacterias y la suciedad pueden acumularse mientras practicas ejercicio, originando las “imperfecciones de entrenamiento”», explican desde el laboratorio La Roche Posay, que recomiendan eliminar el maquillaje antes de hacer deporte y limpiar el rostro después.

¿Hidratación mínima?

A una piel grasa, si hay algo que le sobra es hidratación, ¿no? Error. Si tendemos a utilizar productos demasiado livianos o prescindir de hidratante tras la limpieza bajo la falsa creencia de que eso nos causará más grasa, provocaremos el efecto contrario. Al igual que sucede con la limpieza inadecuada, una hidratación deficiente provocará una producción descontrolada de sebo en el cutis para compensar. Por ello, lo recomendable es utilizar una una hidratante apropiada a nuestro tipo de piel después de la limpieza, día y noche.

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Las cremas con fórmulas fluidas de acabado no graso son las más apropiadas para este tipo de pieles, ya que proporcionan la hidratación necesaria sin sobrecargar el cutis. Son interesantes las que incorporan activos que ayudan a recudir la apariencia de los poros y a controlar la grasa. Es el caso de Cold Plunge Pore Remedy Moisturizer de Ole Henriksen, ideal para pieles mixtas y grasas.

«Una buena opción es la crema antiacné de Masderm Sebimas ya que cumple con las principales funciones: desobstruir los poros, prevenir los brotes acnéicos y tratar puntos negros», recomienda la dermatóloga Laura Calomarde Rees.

La crema facial Boreal de Unique, con una textura suave y ligera, es ideal también para reducir imperfecciones y conseguir un rostro uniforme en pieles mixtas y grasas o con tendencia acnéica y/o manchas. La clave está en que regula el exceso de secreción de grasa sin alterar el equilibrio de la piel y ayuda a inhibir la aparición de acné.

¿Aceites prohibidos?

Otro de los mitos más extendidos entre las personas con piel grasa es que no pueden utilizar aceites faciales puesto que es una textura que agrava el problema del sebo en el cutis. Lo cierto es que hay aceites esenciales naturales cuya acción resulta especialmente beneficiosa para las pieles grasas con tendencia acneica.

Es el caso del aceite esencial de limón (por su potente acción antimicrobiana y antibacteriana), del árbol del té (por su potente antibacteriano de amplio espectro) y de la lavanda (calma, mitiga el dolor y la inflamación). Eso sí, es importante que sean naturales para que no contengan derivados del petróleo que obstruyan los poros.

¿Nada de maquillaje?

El maquillaje como tal no es un producto desaconsejable para las pieles mixtas y grasas, siempre que la limpieza sea uno de los pasos del ritual de día y noche a diario. Eso sí, debemos recurrir a productos de maquillaje no comedogénicos, es decir, que no obstruyan los poros para evitar problemas. Encontraremos formulaciones de este tipo tanto en bases de maquillaje como en prebases, correctores, coloretes, contornos, etc.

Mitos del acné

Uno de los problemas más temidos asociados a la piel grasa es el acné, es decir, la aparición de comedones o poros obstruidos, que dan lugar a la aparición de bacterias que los infectan. «Esos poros se obstruyen al existir una alta producción de sebo en nuestra piel, normalmente, por cambios hormonales», explica la dermatóloga Laura Calomarde Rees.

«Es difícil enfrentarse al espejo si tenemos la piel llena de marcas y granitos. Poco ayuda, además, que vivamos en la era del “selfie”», subraya por su parte la psicóloga especializada Ingrid Pistón. Y es que, según explica, tener acné no es solamente un problema estético, puesto que afecta a la autoestima y a las relaciones sociales.

Una visita al dermatólogo nos ayudará a desterrar mitos en torno al acné y encontrar el tratamiento más adecuado para nuestra piel. «A mí me gusta recordar que cada piel es diferente y que cada paciente merece un tratamiento personalizado. No es lo mismo un acné de adolescente que un acné de una chica de 20 años o una mujer de 35 embarazada. Así que será tu dermatólogo el profesional que mejor indicará tu tratamiento», recuerda la doctora Calomarde Rees.

¿El sol ayuda a «secar»?

Otro de los grandes mitos generalizados en torno a la piel grasa y el acné es que la exposición al sol ayuda a secar los granos y reducir la producción sebácea en el cutis. Sin embargo, Calomarde Rees aconseja utilizar protector solar a diario, ya que recuerda que el sol incrementa la producción de sebo, «y esto debemos evitarlo a toda costa para asegurarnos que no se producen más imperfecciones en nuestra piel».

De hecho, explica que «la piel se inflama a consecuencia de las bacterias que producen la aparición de acné. Una vez pasado el brote de acné, se debe proteger la piel del sol, de no hacerse pueden aparecer manchas oscuras en esa zona debido a una hiperpigmentación postinflamatoria».

¿Los puntos negros no son acné?

Esos puntos negros tan antiestéticos que tienden a aparecer en las pieles grasas en zonas como las aletas de a nariz o la frente, también se consideran acné. «Los dermatólogos dividimos dos tipos de acné; el retencional, que son los puntos negros (comedones abiertos) y el inflamatorio o granito (comedones cerrados), la famosa espinilla: una lesión roja y elevada con un centro blanco», señala la especialista.

Desaparece tras la adolescencia

«El acné, que afecta sobre todo a pacientes adolescentes y cada vez a más mujeres con pieles maduras», según señala la dermatóloga Calomarde Rees. De hecho, aclara que es un problema que afecta a más del 80% de los adolescentes y hasta a un 40% de las mujeres de entre 25 y 40 años.

No debemos extrañarnos, por tanto, si pasada la adolescencia el problema de los brotes sigue existiendo. Lo mejor es ponernos en manos de un dermatólogo y someternos a su valoración para que nos aconseje el tratamiento y los productos más adecuados para nuestro tipo de acné.

Solo la cosmética puede combatirlo

Según la dermatóloga, aunque los cambios hormonales juegan un papel esencial en la aparición del acné, otros factores como el estrés, la vida sedentaria, la genética o una alimentación inadecuada pueden ser responsables de esos brotes antiestéticos. «Te animo a que revises tus hábitos alimentarios, rutinas de ejercicios y consultes a tu dermatólogo de confianza para asegurarte que tus rutinas de cuidado facial son las correctas para tu tipo de piel», apunta.

«Consumir una cantidad excesiva de ácidos grasos trans, carbohidratos procesados, azúcares y productos lácteos puede provocar acné», afirman desde el laboratorio La Roche Posay.