Toma nota: así es como debes cuidar tus piercings
Hidrátate y cuida el área perforada
Una hidratación adecuada y una dieta saludable son siempre importantes, también después de ponerte un nuevo piercing. Evita golpes y rozaduras que puedan provocar que la zona perforada se irrite o que el pendiente se enganche, sobre todo al dormir.
¿Cómo hay que lavar la zona?
Para cuidar una perforación reciente es recomendable lavar la zona con agua y jabón o una solución salina (como el suero fisiológico) dos veces al día. Evita el contacto con el alcohol, porque contribuye a que la perforación se seque y, si lo hace demasiado, se puede agrietar y empezar a sangrar, lo que supone que la herida permanezca abierta.
Importante: antes de tocar tu nuevo piercing, debes lavarte las manos con agua y jabón. A continuación, puedes humedecer la zona con los dedos limpios y limpiar completamente el área. Después enjuaga con agua tibia. Además, Smith recomienda que 'gires' el pendiente solo cuando el área esté mojada y mientras lo estás limpiando.
Observa cómo se cura
No tarda el mismo tiempo en cicatrizar el lóbulo de la oreja que el cartílago o un piercing en la lengua. Debes tener claro que la perforación estará curada una vez que la zona deje de doler, de hincharse, de secretar líquido y cuando desaparezca el enrojecimiento.
Sé paciente: el cuerpo humano intenta, por naturaleza, desprenderse de los cuerpos extraños y unas veces tarda más que otras en sanar. Por tanto, pon todo de tu parte para evitar que se infecte y para fomentar que la cura se realice a fondo antes de intentar cambiar el pendiente.