Deoleo estudia su entrada en el negocio de la cosmética con el foco en Asia

Deoleo, uno de los principales grupos aceiteros del mundo, con marcas como Carbonell, Bertolli, Carapelli o Koipe, analiza diversificar su negocio hacia una categoría nueva: la cosmética. La compañía ha identificado que el uso principal de sus productos de aceite de oliva en Asia, y especialmente en India, el segundo país con más población del planeta, no responde a alimentación sino al cuidado de la piel, además de para dar masajes.

La compañía no ha lanzado por el momento una línea de productos específica para explotar este nicho de negocio, aunque sí ha adaptado los tamaños y el packaging de sus productos para hacer frente a esta demanda. Es el caso de las marcas Figaro, la más vendida en India, o Sasso, en Arabia Saudí. No obstante, Deoleo está ahora planteándose crear una línea de negocio específica enfocada a la cosmética, según señalan fuentes conocedoras de sus planes.

Diversos usos

La compañía tiene identificados diversos usos cosméticos en los que puede emplearse el aceite de oliva y que podrían derivar en el futuro en productos específicamente orientados a cubrir esas necesidades. Algunos ejemplos son la utilización del aceite de oliva como revitalizador capilar (aplicándolo antes del champú), pero también como desmaquillante, hidratante o exfoliante.

El negocio potencial al que podría acceder la compañía con esta nueva vía de negocio es importante. Por un lado, hablamos de países con una enorme población. Sólo en el caso de India asciende a 1.300 millones de personas. Pero, además, se trata de mercados donde no existe una fuerte tradición de utilizar el aceite de oliva para cocinar o aliñar alimentos, como sí ocurre en todo el arco Mediterráneo, lo que hace complicado que una empresa de este sector pueda experimentar fuertes crecimientos por esta vía.

En cambio, sí son mercados donde se utiliza el aceite para fines cosméticos, lo que ha provocado un crecimiento natural de las ventas de Deoleo para este fin. La empresa estima, de hecho, que cerca del 20% de los clientes de su unidad de negocio internacional utilizan ya sus aceites de oliva con fines cosméticos. Y todo pese a que la empresa no ha adoptado una estrategia decidida de explotar este negocio. Al menos hasta ahora, cuando sí se lo está planteando, aunque no sea su prioridad estratégica.

El descenso de facturación y los problemas financieros que ha tenido Deoleo en los últimos años han provocado que el actual equipo gestor, liderado por Ignacio Silva, esté adoptando una doble estrategia. La empresa mantiene su intención de primar el valor sobre el volumen, comprando materia prima de calidad, aunque sea pagando un plus, con el objetivo de distanciarse de la banalización en que ha caído la categoría y hacer valer la fuerza de sus marcas. Además, está focalizando sus inversiones en los mercados rentables para cuidar la cuenta de resultados. El objetivo de Deoleo es alcanzar un ebitda de 55 millones en 2023, lo que supondría doblar la cifra de 2019: 27,7 millone.

Encara la recta final de su reestructuración

El grupo logró un pacto con sus acreedores en septiembre de 2019 para reestructurar su deuda de 575 millones. El acuerdo incluye una capitalización de deuda de 283 millones por el 49% del capital, mientras que el accionariado actual, con CVC a la cabeza, mantendrá el 51% restante.

La junta de enero aprobó el acuerdo, junto a una operación acordeón y la entrada de los acreedores en el capital. La sociedad llegó a un pacto con los Salazar en febrero para poner fin a sus litigios, una condición que exigían los acreedores.

Hace apenas unos días Deoleo logró luz verde judicial al pacto, cuyo siguiente paso es que los actuales inversores amplíen capital por 50 millones de euros. El momento no es el más propicio, pero la empresa prevé completar el proceso en el primer semestre del año. Su deuda bajará 242 millones y ampliará vencimientos.