¿Es el momento de pasar del cacao al aceite labial?
Por Paloma Abad
Elaceite labial se hace hueco en un escenario plagado de mascarillas, en el que el rojo de labios (¡lo amamos!) apenas tiene presencia en la escena social. En los últimos mese ha crecido el interés por la hidratación (transparente) de los labios en la sección de belleza al mismo ritmo meteórico que lo han hecho las ventas de homewear en la de moda. Ahora bien, ¿conviene sustituir el clásico bálsamo (o cacao) por un más untuoso aceite? Los expertos responden.
“Los aceites son mucho más ligeros y tienen una capacidad de penetración mucho mayor que los bálsamos o cacao. Además, proporcionan brillo. Siempre que estén formulados a base de aceites vegetales (no derivados del petróleo), son muy ricos en ácidos oleicos, linoleicos y antioxidantes. Contienen un gran número de propiedades calmantes, hidratantes, antioxidantes y regeneradoras, y su efecto tiene una mayor duración que los bálsamos”, enumera la doctora Paula Rosso, del madrileño centro médico Lajo Plaza. La diferencia de textura con respecto a los bálsamos hidratantes es, según Pedro Catalá, doctor en farmacia y creador de la marca Twelve Beauty, la gran baza de estos productos: “Durante los últimos años la comunidad científica se ha dado cuenta que muchos de los ingredientes tradicionales en los bálsamos labiales, como la cera de abeja, que actúa como emulsionante para unir todos los ingredientes, junto con elevadas dosis de mantecas vegetales, aportan confort a los labios y por supuesto también nutrientes, pero su capacidad de penetración en mucho menor respecto al aceite”.
A la consulta (online y también presencial en su clínica madrileña) de la dermatóloga Lorea Bagazgoitia, autora de Lo que dice la ciencia sobre el cuidado de la piel, no han acudido prácticamente pacientes quejándose de labios más secos este otoño, “a diferencia del enorme aumento de acné, rosácea o dermatitis perioral que estamos viendo. Pienso que quienes sientan esa mayor sensibilidad/sequedad en los labios probablemente se deba al efecto irritativo de la fricción constante de la mascarilla, que si es muy repetida y molesta en personas susceptibles podría generar incluso una queilitis (eczema en los labios). En este sentido, un buen emoliente labial que mantenga intacta la barrera cutánea puede ayudar a prevenir dicha queilitis”, aconseja. En ese caso, su propuesta puede pasar tanto por un bálsamo como por un aceite labial. “Desde una perspectiva práctica, creo que la diferencia no es tan relevante”, opina.
Pedro Catalá difiere de esa opinión: "Los bálsamos se quedan solo en la superficie. Por consecuencia, estos ingredientes ‘desaparecen’ rápidamente de los labios (de ahí el que tengamos que reaplicarlos continuamente) y arrastran con ellos parte de la hidratación natural. Por último, los labios no segregan aceites al igual que las células de la piel, por lo que aportarles aceites es clave para mantener su hidratación y funcionalidad". El farmacéutico ha formulado el aceite labial Hyaluroil Lip, especial para labios agrietados, bajo esta premisa. “Incorporo acido hialurónico, en su versión encapsulada (ya que es un ingrediente insoluble en aceite), a estas fórmulas. Así, aportamos hidratación continua a los labios. También es aconsejable, sellar los aceites labiales con una mascarilla labial nocturna”, recomienda. Una decisión que apuntala la doctora Rosso: “Los aceites labiales tienen efectos más duraderos, con muchos más principios activos y con una capacidad hidratante mucho más prolongada en el tiempo. Las mascarillas labiales también son buenas aliadas. Si los labios están muy mal, lo ideal es aplicar un exfoliante labial, una mascarilla y después tratarlos con un aceite. Saliéndonos de lo puramente cosmético, en medicina estética trabajamos con infiltraciones de ácidos hialurónicos especialmente diseñados para labios, que proyectan muy poco, añaden muy poco volumen al labio, pero proporcionan una grandísima hidratación".
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